Los países que han utilizado tecnología digital para el rastreo han sufrido un menor impacto de la pandemia.
- ¿Sacrificaría su privacidad por la salud colectiva? ¿Por qué se nos ha privado de este debate?
- Para superar la crisis, las empresas deben pasar de innovadoras a disruptivas y digitalizarse.
Vivimos tiempos de disrupción. Si una sociedad quiere superar la crisis económica y generar riqueza, empleo y bienestar, sus empresas deben cambiar el chip y pasar de innovadoras a disruptivas. La innovación se define como el cambio lineal, continuo y progresivo en productos y servicios. La disrupción se asocia a cambios de mucha entidad, exponenciales y muy rápidos. Según los economistas Luis Moreno y Andrés Pedreño, autores de “Prevenir el declive en la era de la inteligencia artificial”, estamos ya en la cuarta revolución industrial, marcada por la economía digital donde despuntan la inteligencia artificial, las redes 5G, el internet de las cosas, el blockchain, la automatización o las nanotecnologías, entre otras. Los autores recalcan el dominio de EEUU y China sobre Europa, donde solo destacan tres países: Estonia, Irlanda y Reino Unido. Del resto, ni se sabe ni se le espera. El salto cualitativo pasa por crear un ecosistema adecuado para liderar la economía digital y que consiste en educación en pensamiento computacional y áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), cultura emprendedora, administración poco burocratizada, universidad volcada al mundo de la empresa, financiación suficiente y reconocimiento social al empresario, entre otras. (Nota al margen: Euskadi es un país envejecido que adolece de algunos de los elementos críticos del ecosistema. No obstante, puede evitar la fuga de cerebros y subirse al tren del progreso y del futuro adaptando al mundo digital su riqueza industrial e innovadora que le ha permitido mantener su competitividad durante largos años).
Como casi todo lo relacionado con digitalización implica aportar datos (personales y/o de la actividad empresarial), existen mecanismos de regulación. Europa ha optado por una ley de protección de datos muy garantista que los autores critican con severidad ya que dificulta el progreso de la economía digital. Y como ejemplo, Moreno y Pedreño comparan la evolución de la pandemia en Asia y Europa (dejan de lado EEUU por el nefasto papel de Trump en la gestión de la crisis). Hasta 1976, China vivió bajo la tiranía feudal y maoísta. No obstante, la pandemia ha dejado muy claro que es el dominador de la economía digital. China ha aplicado la inteligencia artificial y el big data para luchar y controlar la COVID, en especial los rebrotes (Tal vez el autoritarismo comunista haya influido por facilitar el confinamiento total de una región). Con tecnología se rastrearon cientos de millones de potenciales infectados y sus contactos, optimizando así los recursos médicos y los test. El modelo chino se exportó a Corea del Sur, Singapur y Japón. En Taiwan analizaron de forma masiva datos obtenidos en las aduanas para detectar a pacientes con síntomas muy tempranos y confirmar la realización estricta de la cuarentena por los visitantes de países de riesgo. Estas “acciones tecnológicas” reforzaron el papel del confinamiento y de los profesionales sanitarios. A finales de Abril de 2020 estos países llevaban decenas o cientos de fallecimientos, cuando algunos modelos predictivos alertaban sobre una catástrofe sanitaria en los mismos. En esa fecha, Europa acumulaba cientos de miles de muertos.
El 15 de septiembre se dispondrá en toda España de la aplicación Radar COVID que ha demostrado duplicar la eficiencia del rastreo humano. La tardanza se ha debido a la necesidad de respetar la legislación vigente en materia de protección de datos. Todo el mundo dispone de idénticas tecnologías, pero las leyes de privacidad europeas limitan la recopilación y explotación de datos individualizados. Hay muchas preguntas abiertas. ¿Sacrificaría su privacidad para un mejor control de la pandemia? ¿Qué garantías me ofrecen de que no utilicen mis datos para otros objetivos? ¿Y de que se mantenga mi anonimato? Si una empresa se hace millonaria con mis datos, ¿me pagará dividendos o lo hará a través de impuestos? ¿Lo ha preguntado el CIS? ¿Por qué se ha privado de este debate a la ciudadanía? ¿Por qué no se ha abordado el tema en las televisiones públicas en prime time? ¿Otra vez llegamos tarde? ¿Usted qué opina?