Se recomienda cautela ante efectos casi milagrosos de actividades físicas y dietas que modifican el microbioma.
El último mes ha sido pródigo en noticias sobre el parkinson. Tal vez sabían que ayer se conmemoró su Día Mundial. Son noticias de poco fuste científico, pero a las que se ha dado un bombo y platillo. La primera canta las bondades del tenis de mesa como forma de terapia física para las personas conparkinson. Tiene su lógica. Además del temblor y la rigidez, el parkinson afecta a la preparación y ejecución del movimiento, en especial los movimientos secuenciales y simultáneos que realizamos de modo inconsciente, automático. Todo se vuelve más lento. Ejemplos de estas anomalías son el escaso parpadeo, la falta de braceo al caminar o las dificultades para levantarse de una silla y estrechar la mano de una persona en un único acto, de una sola vez. La práctica del pingpong exige concentración, previsión, preparación, agilidad, coordinación, rapidez, fuerza y reflejos. Trabajar todos ellos puede fortalecer el sistema motor. Según el equipo de neurólogos japoneses, los 12 pacientes que participaron en el programa mejoraron. Todas sufrían un parkinson leve y jugaron partidas de 5 horas una vez por semana durante 6 meses. A los 3 meses ya se observaban beneficios significativos en el habla, la escritura a mano, la vestimenta, levantarse de la cama, caminar, la expresión facial, la postura, la rigidez, la lentitud del movimiento y los temblores de las manos. Dos participantes experimentaron efectos secundarios (dolor de espalda y caída). Son muy pocos casos y no se ha estudiado a un grupo de pacientes que no hiciera ninguna actividad física o que realizara otro tipo de ejercicio aeróbico, como pasear o andar en bicicleta. Por lo tanto, cautela.
Pocos días antes se anunciaba que la práctica del boxeo mejoraba el parkinson. Desde hace años, el boxeo se relaciona con un tipo peculiar de demencia denominada demencia pugilística o encefalopatía traumática crónica por estar relacionada con los golpes repetidos en la cabeza. Sin embargo, la otra cara del boxeo, la que implica movimiento rápido, ágil y previsor puede ejercer efectos positivos sobre la salud. Y el parkinson no es una excepción. De hecho, podría ser una patología ideal para que el boxeo mostrara sus efectos beneficiosos, en especial sobre sus aspectos motores. Pero lo que más destaca de este estudio es que lo que más mejora no es la capacidad motora, sino algunos de los denominados síntomas no motores. Se estudió un tipo especial de boxeo que practican más de 40.000 personas en gimnasios de Estados Unidos, 2.500 de ellas afectas por un parkinson.Los investigadores enviaron una encuesta a 1.300 del total de personas con parkinson y hallaron que la depresión, la ansiedad y la fatiga mejoraban. Este estudio no permite concluir que le boxeo mejora esos síntomas porque no analiza otros muchos factores (efecto placebo, socialización, etc) ni compara los datos con otras actividades físicas o intelectuales que también inciden en la calidad de vida. Por lo tanto, cautela.
En el tercero se analiza la influencia del microbioma en el parkinson. El microbioma es el conjunto de bacterias que viven en nuestro organismo y que supera con creces al número de células. Su disfunción, por la preponderancia de ciertos tipos de bacterias sobre otros, se ha relacionado con dolencias intestinales, inflamatorias y cerebrales. El mecanismo es complejo y no siempre claro, peroes un tema que está de moda y surgen dietas, nutracéuticos y otros productos que afirman curar cualquier cosa porque mejoran el perfil de bacterias que constituyen su microbioma. Sepa que una semana de dieta mediterránea regula el microbioma más desastroso y pernicioso que pueda imaginarse. Por lo tanto, cautela.