Decía Aristóteles que el ser humano es un ser social por naturaleza y, según los psicólogos evolutivos, la esclerótica, lo blanco de los ojos, lo corrobora. Les cuento esta extraña asociación de ideas. Los primates homínidos dependemos fundamentalmente de la visión para sobrevivir, en especial en el mundo social en el que estamos inmersos. Pocas cosas son tan influyentes en las relaciones sociales como la forma en la que miramos y somos mirados. Sabiendo donde mira una persona, se puede deducir lo que tiene en mente, al menos una parte de sus pensamientos e intenciones. Por esta razón, el ojo humano tiene una esclerótica blanca (el resto de los animales tiene una esclerótica oscura, amarillenta) y visible para facilitar la comunicación interpersonal.¿Qué pasa cuando sentimos miedo? Nuestros párpados se abren y dejan ver una mayor superficie de la esclerótica (Cuando estamos alegres, sucede lo contrario). En diversos experimentos se ha comprobado que si se superponen dos ojos abiertos y con la esclerótica bien visible a una cara neutra, se activan zonas del cerebro emocional, exactamente igual que si estuviéramos sintiendo terror. Imagine que está hablando y mirando a los ojos de una persona. De repente, el blanco de los ojos de su interlocutor se hace más visible. Esta información llega en milisegundos a su amígdala que se enciende haciéndole sentir una amenaza (que es la que ha provocado miedo en nuestro interlocutor que ha reaccionado abriendo los párpados). Se vuelve y ve que alguien empuña un cuchillo y se dirige hacia usted. Agilmente, se levanta de un salto, gira sobre sí mismo y desarma a su agresor (el final es un poco Indiana Jones, pero gracias a lo blanco de los ojos ha evitado un final “tarantinesco”). Para que todo esto resulte eficaz, la forma de la cuenca orbitaria humana también es diferente a la de nuestros ancestros. La morfología de nuestros arcos superciliares, donde se implantan las cejas, es más suave, menos marcada, lo que permite una mayor libertad de movimiento a las cejas, más visibilidad de la esclerótica y mayor capacidad para expresar emociones.
Mirar a los ojos de otra persona durante una conversación es muy importante. Cuando dos personas se miran mutuamente a los ojos, la actividad de sus cerebros se sincroniza. Aquí entra en juego otro elemento ocular: el diámetro de la pupila. Es otro mecanismo fruto de la evolución del ojo humano que transmite mucha información. La pupila se dilata cuando experimentamos alguna emoción (positiva o negativa) y cuando prestamos atención y mostramos interés por lo que nos están diciendo.Hace muchos años, las mujeres se aplicaban belladona en los ojos para dilatar sus pupilas y parecer más atractivas a los hombres (el nombre belladona lo dice todo). Parece ser que una persona que dilata sus pupilas cuando habla con nosotros, nos parece más atractiva. En realidad, puede ser que si alguien nos presta atención, nos sintamos halagados y atraídos.
Las lágrimas expresan el estado emocional y son también exclusivas del ser humano. Más allá de su función como lubricante natural que protege al ojo de la sequedad y de las agresiones externas, derramar unas lágrimas es señal de tristeza, alegría, terror, gratitud o arrepentimiento. No obstante, algunos autores creen que su razón de ser es únicamente pedir ayuda. El valor adaptativo de las lágrimas es muy relevante. Además de transmitir las emociones mencionadas, una persona que llora indica vulnerabilidad, inspira compasión y empatía esto puede frenar conductas agresivas en el otro (acláralo).
Dicen que los ojos son el espejo del alma o, mejor, una ventana al alma porque algunos de sus elementos, como la retina, son ya parte del cerebro. Y ahí sí que está el alma.